El secreto de sangre.
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ryoga
nikitapexoxa uchihaharuno
Paradox
7 participantes
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El secreto de sangre.
Bueno me decidí a publicar este fic, les publico el resumen y el prologo y si les parece interesante subo el primer capitulo.
Titulo del fanfic: El secreto de sangre.
Autor/a: Paradox
Género: Romance, Suspenso, un poco de Humor y Terror (depende la sensibilidad de cada uno)
Clasificación: 15+ (Por ahora)
Advertencias: Muerte de personajes, alguna que otra palabra fuerte, (Lemon solo si piden, no es seguro)
Serie: Naruto
Resumen: Sakura Haruno en una de muchas escépticas que solo creen en lo que ven, pero puede que trabajar en el castillo Uchiha haga que cambie completamente de parecer. ¿Cuántos secretos oculta la familia? Sakura estará dispuesta a todo por descubrirlo.
Publicaciones: MSS (micka_Uchiha) SakuFans (Micka-chan, aunque en este foro no esta escrito igual)
Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, son del ingenioso y tacaño que no me quiere dar los derechos de autor Masashi Kishimoto, mas la historia si me pertenece a mi.
Prologo
Con cariño, Paradox
Titulo del fanfic: El secreto de sangre.
Autor/a: Paradox
Género: Romance, Suspenso, un poco de Humor y Terror (depende la sensibilidad de cada uno)
Clasificación: 15+ (Por ahora)
Advertencias: Muerte de personajes, alguna que otra palabra fuerte, (Lemon solo si piden, no es seguro)
Serie: Naruto
Resumen: Sakura Haruno en una de muchas escépticas que solo creen en lo que ven, pero puede que trabajar en el castillo Uchiha haga que cambie completamente de parecer. ¿Cuántos secretos oculta la familia? Sakura estará dispuesta a todo por descubrirlo.
Publicaciones: MSS (micka_Uchiha) SakuFans (Micka-chan, aunque en este foro no esta escrito igual)
Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, son del ingenioso
Prologo
- Spoiler:
- Nunca se me paso por la cabeza intentar ver más allá de lo que siempre vemos… los humanos cuando niños solemos divagar mucho en nuestra imaginación, y los adultos o jóvenes tratamos de evitarlo, pues nuestra raza lo predispuso así desde el principio, siempre lo atribuyen a “madurar”. Nos creamos una “realidad” porque tenemos miedo de ver más allá y como ha sido así desde el inicio de los tiempos creímos, o más bien caímos en la realidad creada por nosotros. Yo fui una de tantas durante mucho tiempo, cuestionando duramente lo que no se ve, una escéptica más, aunque en el fondo siempre sospeche que nuestra “realidad” estaba muy lejos de ser la verdad.
"La naturaleza ha dado a nuestro espíritu una sed insaciable de verdad."
Cicerón.
Con cariño, Paradox
Paradox- SasuSaku FC
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Localización : Córdoba (Argentina)
Re: El secreto de sangre.
esta chebre quiero conti siiiiii bueno chauuuuuuuuu
nikitapexoxa uchihaharuno- Gennin
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 05/01/2012
Re: El secreto de sangre.
Suena interesante ._. espero primer capitulo
ryoga- Gennin
- Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 28
Localización : debajo de la cama con puchi >.<
Re: El secreto de sangre.
Guau. :l que profundo & que interesante ! JAJA. Me encanta, quiero el primer capítulo *-*
Re: El secreto de sangre.
¡He aquí el primer capitulo mi gente bonita!, espero sea de su agrado, si les gustan los capítulos largos entonces van a a estar felices conmigo jeje ^^
Esta escrito en primera persona (Sakura), las letras inclinadas son los pensamientos de ella.
Capitulo I: El inicio de lo desconocido.
Esta escrito en primera persona (Sakura), las letras inclinadas son los pensamientos de ella.
Capitulo I: El inicio de lo desconocido.
- Spoiler:
- Tic-tac, tic-tac, el reloj sonaba, tic-tac, tic-tac, y seguía sonando. No le quitaba la vista de encima por algún motivo, en realidad sabia el motivo. Faltaba poco para que terminasen las clases, era el último día y las vacaciones de verano mantenían los brazos abiertos hacia mí, aguardando mi llegada.
Obviamente no era la única impaciente, delante de mi unos cabellos rubios atados en una coleta alta se bamboleaban de un lado para otro, supuse que la dueña de esos cabellos estaría mirando cual francotirador al reloj al igual que yo, quise echarme a reír por como tamborileaba las uñas sobre el pupitre en una clara demostración de impaciencia, era sumamente chistoso, más si la conocías. Ino Yamanaka, de ojos celestes y grandes, piel blanca, figura esbelta y sonrisa pícara era quien se sentaba frente a mí y era una de mis mejores amigas. Ella es la clase de chica que habla hasta por los codos, se regodea en los chismes y la moda, su sonrisa brilla por donde quiera que se la vea; pero en sus defectos se encuentra su excesiva superficialidad y obsesión por “el qué dirán”, seguramente sería la capitana de porristas si no considerase a las de la escuadra inferiores a ella, por fortuna si la conocías más a fondo era una de las amigas más leales que se pudiera hallar, obviamente tenías que aceptar su carácter sin chistar.
A mi lado se podía escuchar un lápiz funcionar sobre papel, mientras una tímida vocecita incitaba a Ino a ser paciente. ¿Quién más podría ser la dueña de esa vocecita angelical que Hinata Hyuuga? Ella es mi otra mejor amiga, aunque es más mi hermanita, de cabello negro, lacio y largo con un lindo flequillo, tan blanca como la nieve y con unos ojos grandes de color perla. Hinata bien podría ser un ángel enviado para encarrilar a la humanidad, aunque ella se ruborizaba cuando se lo decía. Era un encanto de persona, tímida, inteligente pero por sobre todo inocente, de infinita paciencia e incapaz de desearle algún mal a alguien. Yo estaba muy orgullosa de ella, quería que siempre fuera así, que desbordara bondad por siempre.
― ¡señorita Haruno!, ¡deje de estar en las nubes y preste atención!
La profesora Anne, de cabellos negros alborotados, ojos altones cafés, maquillaje algo exagerado y cuerpo rechoncho me llamo la atención por ¿quinta vez?, quizás. Le tenía un poco de lastima, le tocaba cargar con un grupo de estudiantes que imploraban porque suene el timbre para largarse del aula, sin mencionar que estos estudiantes transitaban el último día de su vida de secundaria, para que luego de que sonase el timbre partirían a la universidad, terciario, o a trabajar. ¿Qué lo podría empeorar?, ah sí, que fuera una clase tan aburrida y sin sentido como es la clase de mitología, de hecho no era una clase, era como una rama de la historia. No entendía el porqué, la historia se basa en hechos concisos, con fechas e incluso cálculos, la mitología solo eran leyendas, y yo me animaba a decir que solamente cuentos.
La ignore por completo mirando a través de la ventana, ella se ofusco y se puso colorada de la rabia, pero siguió con la clase intentando no enviarme a dirección, lo había hecho tantas veces que ya se había cansado, y el director también. Pues para los adultos y profesores, yo, Sakura Haruno, era una rebelde, altanera y orgullosa joven de dieciocho años, que a pesar de tener notas excelentes mi temperamento era negativo, pues no soportaban mi indiferencia y antipatía hacia ellos.
De mí no sabían en absoluto, de hecho no, si sabían a la perfección mi historia. Vivía sola desde los dieciséis años, pues al fallecer mis padres a los ocho y pasar de tutor en tutor y de escuela en escuela atribuían que mi comportamiento se debía a un “desorden mental”, alguna especie de trauma de niñez.
Aún recuerdo con gracia cuando me enviaron a hablar con la psicopedagoga, desde luego ni siquiera me presente, pero no paso mucho tiempo cuando el director (y varios profesores) intervinieron para que acudiera a la fuerza. Fueron las dos horas más malgastadas de mi vida, pues la mujer solo logro indagar de mi datos básicos como mi edad, mi nombre y algunas otras cosillas. Luego se interpuso un juego de miradas, entre frívolas y suspicaces, para que luego de una hora sin hablar la mujer se rindiera y me dejara en paz. Dijo que nunca se había topado con una chica tan silenciosa y con tan poca predisposición a la terapia, se rindió por completo a la semana al no tener ni la más mínima parte del resultado que esperaba. Desde entonces el director me prometió que no me molestaría más, si a cambio prometía mejorar un poco mi actitud, a lo que cumplí a medias, pero el, supongo que debido al cansancio, no insistió más a pesar de mis muchas visitas a su despacho.
¿Pero que esperaban?, ¿qué me llevara bien con ellos?, con las únicas personas que tenía un dialogo fluido eran mis amigas Ino y Hinata, y hasta incluso con ellas era un poco reservada. No quiero que malinterpreten, no soy arrogante o algo así, soy el tipo de persona que habla muy poco, o de dialogo nulo con gente que no conozco, pero en confianza suelo hacer muchos chistes con ironía, claro en el mejor de mis días…
Soy de temperamento muy fuerte, con grandes paralelismos. Para que entiendan… no me gusta que me estén encima para que haga las cosas o para sacarme alguna información, en síntesis detesto que me den ordenes, incluso si se trata de levantarme el ánimo, pero no tengo ningún inconveniente en ayudar al resto, soy algo así como la típica servicial; sin embargo tengo muchísima desconfianza de los que no conozco, y para empeorarlo, soy increíblemente perceptiva, pregúntele a Ino de cuantos tipos con malas intenciones la he salvado, pero eso sí, soy muy honesta y justa, por lo cual si no lo mereces no te mentiré o te hare alguna “maldad”, no es que haga maldades muy seguido, son algo así como pequeños escarmientos a quien lo merece.
¡Pero basta de hablar de mi persona! O más bien de mi “carta de presentación”, Más cuando la profesora Anne viene directo a mí, nuevamente con rostro furibundo, o no de nuevo… para otra peleíta no tengo intención.
― ¡Haruno es suficiente, tu comportamiento es más que irritante!
― ¿y el suyo? ― de veras quise decir eso, y la verdad no tenía ningún inconveniente, pero quería terminar el año de manera “pacifica”, si se le puede ver de esa forma – disculpe profesora, prestare atención.
La profesora se desconcertó completamente ante mi contestación mediadora, pero sabía que no la iba a dejar ahí, “la metiche” como suelo llamarle era una de las más orgullosas, y sin ninguna duda iba a buscar la forma de arruinarme el día.
― Entonces… ¿de qué tema estamos hablando?
― La clase de hoy es de vampiros ― dije de manera altanera, pues no había nada que le molestara más a la profesora Anne que yo acierte a sus preguntas, para ser sincera, la profesora no se había dado cuenta que la palabra “vampiros” era el título que estaba en el pizarrón.
Encolerizada a mas no poder se dio la vuelta mientras murmuraba maldiciones, ¿Cómo he podido escucharla?, simple, desde niña los doctores me han dicho que tengo los sentidos más agudos de lo normal, sobretodo el oído y la vista, beneficioso en ocasiones, en otras no.
Ino se dio la vuelta y murmuro entre risas “lección para la metiche” Y Hinata me miro reprobatoriamente por un segundo, ella era tan respetuosa que no podría aprobar mi comportamiento, aunque luego me sonrió complaciente.
Lo que tanto desee por fin ocurrió, el timbre sonó y todos volamos, corrimos, literalmente desaparecimos del aula. No podía creer que la rubia no me haya atacado aún con lo del trabajo, pero como si me hubiera leído el pensamiento Ino se dio vuelta apenas llegamos a la puerta de nuestro apartamento y dijo:
― ¡Me vengare Sakura! Ten por seguro ello, ¡y empieza a cavar tu propia tumba si no hay un shopping en ese pueblucho!
Alce una ceja, como si de verdad Ino me diera miedo.
Debería poner al tanto del porqué de las amenazas de la rubia, como he dicho, oficialmente terminamos la secundaria y tenemos que ponernos al tanto de la universidad, ya que no tenemos unos padres que nos paguen la educación y la herencia de los míos y los de Hinata no son exactamente “suficientes” debíamos conseguir un empelo. Mis amigas no se habían preocupado mucho por ello pero yo pasaba noches desvelándome buscando un empleo el cual sea lucrativo, de esa forma tratar de ahorrar lo necesario para el derecho a examen y luego buscar la manera de continuar con dinero en los bolsillos. Además, las carreras que queremos seguir no son precisamente baratas, Hinata desea estudiar para ser nutricionista, Ino algo así como estilista o diseñadora de modas, no hay caso, ella siempre tan superficial y en cuanto a mi persona medicina. En realidad era muy buena en materias relacionadas a las ciencias naturales desde que tengo memoria, tome clases de primeros auxilios y he ahorrado para comprarme libros de tamaños impensados de biología, sin mencionar internet y la biblioteca. En síntesis he pasado mínimo tres años preparándome para la universidad de medicina y yendo a los hospitales sin cobrar ni nada, con tal de recaudar experiencia, tengo talento o eso me han dicho las enfermeras y varios doctores.
Pero volviendo al tema, una noche de desvelo en internet encontré el mejor trabajo que se pudiera cruzar en la pantalla de mi ordenador. El trabajo consistía en ser las mucamas de una de las familias más acomodadas de Konoha, un pueblo bastante remoto de Japón, muy antiguo, buscando información descubrí que Konoha tenía más de 700 años de historia, era un lugar de condes, marqueses, señores feudales y demás gente de nobleza, que si cuidaron bien el dinero los actuales herederos tenían mucho de que presumir.
-.-.-.-.-.-.-.-
Desperté cuando una oleada de viento arremolino mi cabello, observe que había dejado la ventanilla abierta, continúe observando el paisaje que se extendía frente a mí, demasiado verdor, distinguí varios tonos de verde a pesar de que la velocidad del tren era vertiginosa. Me gire un poco y vi sobre mi hombro que Ino hablaba animadamente con Hinata sobre uno de sus ex, si mal no creo llamado Ikuto, la conversación iba de que mi muy “amable amiga” lo había dejado porque el chico no era lo suficientemente atento con ella, teniendo en cuanta que Ino necesita 80% más de atención que una novia normal.
Por fin, luego de un largo viaje en el que ignore olímpicamente todo a mí alrededor encerrándome en mi burbuja personal el tren se detuvo con un fuerte chirrido metálico. Las tres tomamos nuestras maletas y luego de pedir un taxi nos encontrábamos yendo a la mansión Uchiha, si, ese sería nuestro nuevo hogar ya que viviríamos allí.
Cuando termino la calle de asfalto e inicio el camino de tierra me prepare mentalmente para las quejas de Ino pues ella odiaba todo lo “natural”, luego de unos tres quilómetros, antes de subir una pronunciada colina, el taxista detuvo el auto y mirándonos por el espejo retrovisor nos informó lo siguiente.
― Señoritas lo lamento, pero hasta aquí llegamos
― ¿¡disculpe!? ¿¡Qué clase de servicio es este!? – chillo Ino
― Ya ― la detuve ― bien, nos bajamos aquí
Luego de tomar nuestras maletas y alejarnos unos dos metros el taxista dio la vuelta y arranco a toda velocidad hacia la dirección contraria a la nuestra, me sorprendí levemente ante esto, ¿a qué le tendría miedo?, instintivamente di media vuelta pero no había nada amenazante a excepción de Ino que continuaba quejándose del mal servicio, ¿tanto miedo daba la rubia? podría ser…
― Ino, ¡guarda tus quejas para después y comienza a caminar! ― demande, pues me estaba cansando su escándalo.
― Si capitán ― balbuceo con ironía mientras caminaba más rápido que yo para pasarme de largo, Hinata la siguió para intentar calmarle los ánimos.
Me sentó un poco raro el ambiente frio que hizo de repente, atribuía eso a la enorme cantidad de árboles a nuestro alrededor, quizás retenían demasiado la humedad. Quise reírme porque delante de mi cierta rubia tambaleaba, se quejaba, maldecía y lloriqueaba, ¿¡cómo no iba a hacerlo si tenía semejantes tacones!? No era mi caso ya que nunca me “deslizaba por los caminos” sin mis botitas negras media caña.
― ¡wow, miren eso! ― exclamo Ino.
Al alzar mi vista y tras el frondoso bosque se alzaban varias torres de piedra al más puro estilo medieval, no era como los típico palacios japoneses, más bien parecía un castillo europeo demasiado antiguo, quizás los primeros dueños, los constructores de semejante hogar colosal provenían de algún punto de Europa.
Estaba ensimismada en la construcción hasta que un viento helado meció mis cabellos con algo de fuerza, pero al mismo tiempo con delicadeza, un escalofrió recorrió mi columna vertebral y me sentí un tanto insegura, me horrorice ante esto, hacia demasiado tiempo que no sentía esa sensación que todos tenemos en varios momentos de nuestra vida, pero vacilar o sentirme aturdida no eran cosas que me ocurrieran con frecuencia, de hecho casi nunca.
― Te dije Ino-chan que Konoha tenía muy bu-buena arquitectura ― hablo Hinata mientras leía un folleto turístico de la ciudad – aunque deberían nombrar este hermoso castillo en el folleto - murmuro.
― ¡bah! ¿Cómo van a nombrar un lugar tan lúgubre como este?, ¿Qué opinas tu Sakura? ― me pregunto Ino
No le conteste, aún seguía ensimismada con ese castillo, por alguna razón la confianza o la indiferencia a estar en un lugar remotamente alejado estaban de mi lado, ahora la cosa era un tanto diferente.
Luego de caminar más tiempo hacia el castillo nos topamos con un enorme murallón de piedra de una altura más que considerable, si, definitivamente esto era más castillo que mansión. La única posible entrada que vislumbramos fue un enorme y pesado portón de roble, de una antigüedad que ni supe estimar, por lo demás el lugar parecía herméticamente cerrado, me di cuenta que a los lejos en dirección oeste había un risco, y a pesar de no estar cerca aportaba todo a que era terriblemente escarpado, esta zona de Konoha se encontraba con el mar, no sería muy lindo caer por ahí.
Mis pensamientos se vieron violentamente interrumpidos al escuchar pesados cerrojos ceder del otro lado del portón, los mismos parecían de metal ya que chirriaron con fuerza en protesta al ser corridos de su correspondiente lugar, falto poco para que me cubriera los oídos por ello.
Cuando el portón se corrió lo suficiente pude ver a un hombre de una tez tan blanca como la cal, su tono de piel ya pasaba a ser mortecino, unas ojeras malvas bajo sus ojos castaños denotaban pocas horas de sueño o que padecía alguna enfermedad, se complexión física general era delgada, tanto que me costaba creer que sus flacuchos brazos tuvieran la fuerza de abrir esos pesados y poderosos cerrojos que antes había escuchado pero que ahora podía ver, y me costaba más creer que hubiera podido empujar el enorme portón.
Su cabello corto y blanco, como el de todo mayordomo, estaba cuidadosamente peinado, ni un solo cabello fuera de lugar, su traje negro estaba perfectamente planchado y eso se notaba al no haber ni una sola arruga en el mismo.
― Buenos tardes, me apellido Glenfield y soy el mayordomo de la familia Uchiha, ustedes señoritas vienen por el puesto de mucamas, ¿no es así?
Debido a que me encontraba más atrás que mis amigas pude verlas asentir con la cabeza en respuesta afirmativa a la pregunta del hombre, este con un gesto manual nos ofreció paso, asique avanzamos hacia el castillo.
Tener a Glenfield mas cerca confirmaba mis sospechas con respecto a su edad debido a las pronunciadas arrugas en su rostro, de hecho, ahora que tenía una perfecta visibilidad suya a pesar del cielo encapotado si no tenía noventa años pasaba raspando, ¿Cómo podían tener a hombre de semejante vejez trabajando?
Ya hacía mucho tiempo debió haberse jubilado y debería estar sentado en una de esas sillas mecedoras tomando un té caliente mientras lee un libro, mi abuela cuando estaba viva ya estaba jubilada, de hecho estoy segura de que le sacaba treinta años de juventud a este pobre hombre…
Pero quizás le gustaba trabajar, con su edad de seguro había servido a la familia desde muy joven, apuesto a que era de esos típicos que consideraban a sus patrones reyes, bueno tampoco es que tuviera que importarme, es solo que los ancianos me dan una excesiva compasión.
Sin embargo algo de él me sobresalto mucho más que su aparente fragilidad, sus ojos castaños y cansados me observaron con un brillo peculiar que no supe descifrar, como si yo resultase interesante a su vista. Por un lado quería apartar la mirada y hacer como si nada, pero eso sería un acto cobarde al que no estoy acostumbrada, lo mío no era huir como cucaracha de los problemas, lo mío era enfrentarlos, asique sostuve su mirada en el periodo que tarde en rebasarlo para llegar al recibidor del castillo, a pesar de todo no logre hallar el porqué de su insistente mirada.
El patio delantero era espacioso, no tenía flores o algo adorable en ella, solo estatuas a las cuales costaba encontrarles forma, y sin embargo demostraban ser costosas. También una fuente seca en medio del camino de piedra.
― Mira al techo Sakura… ¡que horrible! ― me susurro Ino.
Allí en el techo, reposando tranquilamente se hallaban al menos una docena de gárgolas de piedra, pero estaba segura de que habían muchas más de ellas en otros sectores del techo, visto y considerando el tamaño del castillo Uchiha desde luego. Reposaban con rostros furibundos y diabólicos, tenía entendido que esos rostros grotescos y atemorizantes, incluso perturbadores, servían para alejar los malos espíritus y demás supersticiones de la morada, y aunque a simple vista era mejor no verlas se debía admirar el tiempo que seguramente se tomó en tallarlas, y dada la antigüedad del colosal hogar, esas gárgolas de seguro fueron talladas por un cincel.
El camino empedrado que nos llevaba a la entrada del castillo hacía sonar los tacones de Ino, eso alivianaba el pesado ambiente silencioso, me sentía en una película antigua en blanco y negro, aunque aquí lo que predominaba era el gris debido a las piedras del castillo, gárgolas e incluso de estatuas, y sumando el cielo encapotado había mayores razones para afirmar mi sensación. Hablando de sensación, sentía la mirada de Glenfield clavada en mi espalda, no necesitaba tener ojos en la nuca para saberlo.
El mayordomo nos rebaso y se dispuso a abrir una puerta que se habría en dos, se notaba increíblemente pesada, tenía dos agarraderas de oro que servían de “timbre”, de seguro su sonido seria estridente. Glenfield abrió la puerta sin mucho esfuerzo, que no dejo de sorprenderme, y así tuve el interior del recibidor del castillo frente mí.
Era más iluminado que desde fuera por supuesto, pero aún conservaba ese ambiente tétrico que suponía, los suelos seguían siendo de piedra, así como las paredes, habían algunas alfombras rojas de caras y hermosas fibras, seguramente confeccionadas en la India, también habían sofás y jarrones igualmente caros, las pinturas se notaban de épocas inimaginables y de un valor inestimable, las ventanas eran similares a las de las iglesias pero no entraba luz solar debido a densas cortinas carmín que las cubrían, en el techo había una araña de cristal enorme y muy antigua, seguramente en desuso debido a que esta funcionaba a velas, sin embargo habían focos que funcionaban a electricidad en otros sectores, en el centro del recibidor se encontraba una escalera que se habría en dos en el piso superior, y a pesar de no poder ver demasiado al primer piso pude notar que el pasillo que iba hacia la derecha y a la izquierda era espacioso, en la planta baja que era donde nos encontrábamos se podían ver que a los costados de la escalera habían puertas que llevarían a otros destinos.
Tan abstraída estaba que nuevamente la profunda voz de Glenfield me sobresalto.
― La señora de la casa vendrá a recibirlas, espérenla aquí y no hagan alboroto.
Luego de su advertencia se retiró hacia una de las puertas laterales con extremo silencio, mientras me dejo con mis amigas esperando a la señora de la casa
Paradox- SasuSaku FC
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Re: El secreto de sangre.
wow esta increible sige asi ok bueno chau
T.K.M.
ATT:
Nicole B.
T.K.M.
ATT:
Nicole B.
nikitapexoxa uchihaharuno- Gennin
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Re: El secreto de sangre.
Hola
Paradox chan muy bueno el capitulo espero con ansias la contii
Paradox chan muy bueno el capitulo espero con ansias la contii
ryoga- Gennin
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Re: El secreto de sangre.
Perdón por la demora chicas , pero aqui traje la continuacio jeje, este capi tiene una cosita interesante
- Spoiler:
- Capitulo II: Mi señora y mi pesadilla rubia.
Ino ya se mostraba impaciente, pero por sobre todo la notaba nerviosa, Hinata observaba para todos lados, e insistentemente las pinturas.
― Este lugar no me gusta Sakura ― murmuro Ino bien cerca mío.
― Por favor… es solo un castillo muy antiguo, de hecho me parece muy bello. ― conteste con templanza.
― ¡Ni tú te lo crees! ¿No pensaras que no me di cuenta que estas nerviosa eh? Lo sé porque estas mirando hacia todos lados ― acuso.
― No seas ingenua, puede que lo esté un poco, pero son los típicos nervios que uno tiene cuando quiere conseguir un trabajo.
Frunció el ceño, los labios y se volteó enfadada, había mentido anteriormente, no estaba nerviosa, estaba alerta ¿Por qué? No lo sé… este lugar no me daba buena espina a pesar de todo, pero no podía darle la razón a Ino, este era un empleo que valía la pena y no me iba a retractar de ello.
― ¿Qué es tan interesante Hinata? ― le pregunte a mi amiga de ojos perla.
― Estas pinturas son muy antiguas… si no me equivoco puede que sean del siglo XVI o XVII ― me contesto con sus ojos brillando de emoción, a Hinata le encantan las cosas antiguas.
― Si yo no me equivoco deben costar más que el sueldo anual de alguien promedio.
Bromee y ella se rio ante mi comparación, pero en realidad no parecía tan descabellada mi observación.
Escuche unos pasos que proveían de la escalera, sonaban agudos asique lo atribuí a alguien que traía puesto tacones, al girar mi vista hacia la escalera pude ver a una hermosa mujer que aparentaba unos cuarenta años, su piel era tan blanca como la de Glenfield, pero a ella le sentaba como anillo al dedo, sus ojos eran de un azabache profundo que resultaban increíblemente llamativos tras la blancura de su faz, al igual que sus labios de un rosa pálido; su cabello azabache con algunos destellos azules enmarcaban su rostro de una manera sobrenatural, vestía un vestido ni muy glamoroso, pero para nada sencillo que le llegaba a la mitad de la pantorrilla de color azul.
Definitivamente su hermosura no era de este mundo…
También era increíblemente grácil, de una elegancia propia de la aristocracia, no pude evitar compararla con gente de nobleza de épocas de antaño.
― Buenas tardes señoritas ― nos sonrió de una forma maternal, esas sonrisas a las que no estaba acostumbrada ― soy la señora de mi humilde hogar, Mikoto Uchiha, es un placer ― de humilde el “hogar” no tenía nada ― no me gusta dirigirme a las personas sin saber sus nombres, seria descortés.
Fue un mudo llamado de atención para nosotras, asique espere a que mis amigas se presentaran primero, pero ninguna de ella abrió la boca asique decidí tomar la iniciativa.
― Mi nombre es Sakura Haruno, y ellas son mis amigas, Hinata Hyuuga e Ino Yamanaka, hemos venido por el puesto de mucamas, creo que nuestras referencias fueron suficientes para complacerla.
Mikoto me turbo un poco, por la sencilla y humilde razón de su mirada, nuevamente como me ocurrió con Glenfield ella me observaba con un brillo tan peculiar… pero en ella ese brillo era delicado y afable, no como el del mayordomo, que era suspicaz y a mi parecer… sospechoso.
― ¡por supuesto que sí! ―sonrió―Nosotros los Uchiha no andamos con rodeos, asique si ya las habíamos aceptado para el puesto no nos retractaremos ― perfecto, no deseaba algo más.
― Muchas gracias señora ― agradecimos las tres.
― Bien, ya no tengo nada más que agregar, esperen a mi mayordomo Glenfield para que las guie a la cocina, allí las recibirá mi ama de llaves y les dará todas las indicaciones correspondientes, por cierto, ¡bienvenidas!
Nos sonrió por última vez y se dirigió nuevamente escaleras arriba y como si hubiera escuchado, de la nada apareció Glenfield, en el mismo punto donde minutos antes estuvo Mikoto, no era por ser cruel con el mayordomo, pero su figura era muy burda a comparación de la de la señora Uchiha.
― síganme.
Seguimos a Glenfield como autómatas, atravesamos una de las puertas de roble que se veían a los costados de la escalera, continuamos por un pasillo de un ancho para tres personas e ingresamos en otra puerta, frente a nosotras había una cocina de gran tamaño con electrodomésticos modernos a pesar de que el ambiente seguía viéndose medieval, un contraste más que interesante y llamativo.
Sentada en una silla y con expresión aburrida se encontraba una mujer de unos cuarenta años, o quizá más, sin embargo su rostro se veía jovial, su cabello era rubio amarrado en dos coletas bajas, varios mechones de cabello caían a los costados de su cara blancuzca, sus ojos eran de color miel y usaba un maquillaje no demasiado exagerado, algo extraño era que poseía un pequeño rombo azul en su frente, costaba creer que fuera una marca de nacimiento, asique atribuí que era un dibujo que se había hecho o era un tatuaje, aunque lo del tatuaje sonase un tanto perturbador debido a la zona. Vestía un uniforme de mucama negro, tal vez lo que más llamaba la atención de ella era el increíble tamaño de su busto, de seguro muchos hombres babosos no le quitarían la vista de encima por esa razón, por el resto era delgada y sencillamente una bella mujer, pero podía darme cuenta de algo…de seguro era muy arrogante y mandona.
Lamentablemente vi confirmadas mis sospechas…
― Vaya Glenfield, parece que ya llegaron las novatas.
― Así es Tsunade, espero que les hagas saber todas las reglas del hogar Uchiha y que las capacites lo necesario.
― ¡Bah! Ni que fuera tanto problema… ya deja las formalidades un poco de lado anciano, que nos conocemos de hace mucho.
Pude ver a Glenfield fruncir el ceño ligeramente pero no le dio importancia, esto lo traduje de una sola forma, Tsunade siempre se comportaba así y de hecho lo prefería antes que a todas las formalidades, Glenfield murmuro un “como digas…” y salió por la misma puerta por la que ingresamos, Tsunade seguía sentada en la silla observándonos con insolencia, me sorprendí a mí misma por la razón de que yo la miraba inescrutable, aguardando lo que tuviera que decir.
― No voy a perder el tiempo… soy Tsunade, la ama de llaves, y por tanto la encargada de que ustedes trabajen como se debe ― nos apuntó ― no quiero que cometan errores, de lo contrario no me hare responsable y créanme que seré la primera en apoyar su despido ¿quedo claro?
Pude ver a Hinata encogerse del miedo en su lugar, Ino dio un pequeño paso hacia atrás y yo sentí en mi cuerpo una sorpresiva cólera, que no era para hacerme saltar sobre la rubia como si fuera un gato montés, pero que no me dejaba tranquila. No sabía qué hacer, nunca deje que nadie me pasara por arriba y de hecho por esa razón tuve muchos problemas con autoridades de diferentes lugares, pero opte por mantener la calma, no iba a perder mi empleo por una arrogante mujer que de seguro tenía más de cuarenta y seis años, o quizás cincuenta aunque sonase un tanto cruel de mi parte.
― Más que claro ― sin embargo toda la aparente calma y compostura que quise mostrar no salió del todo, quise golpearme contra una pared o morderme la lengua, mi tono no había salido muy amable que digamos…
Eso Tsunade lo noto porque frunció el entrecejo, estaba enojada, o al menos eso me demostró, sin embargo lo que siguió después me descoloco totalmente, Tsunade sonrió con ironía y arrogancia.
― ¿Cuál es tu nombre “rosadita”?
Instantáneamente me di cuenta del porqué del apodo, mi cabello rosa era terriblemente llamativo, créanme que no es teñido, es cien por ciento natural, ¿les parece que el verde y el rosa combinan? Lo pregunto porque mis ojos son de un verde jade brillante, un color único según muchos, y se notan mucho debido a mi piel lechosa.
Fruncí el ceño, ¿Qué se creía?
― Sakura Haruno ― presione los puños para que mi voz no saliera dañina.
― ¿y el de ustedes? ― les pregunto a mis amigas.
― Hinata Hyuuga
― Ino Yamanaka
― Bien, hoy tendrán su primera lección gracias a su amiga Sakura, ustedes ― refiriéndose a mis amigas ― irán a su habitación, les indicare cual, y le traerán a Haruno el uniforme, y tu ― se me acerco ― comenzaras a limpiar.
Me mordí la lengua para no recitarle unos cuantos improperios aprendidos en el barrio, me quede sola en la cocina asique decidí sentarme a esperar por mi uniforme, un buen rato despues no volvieron mis amigas ya que seguramente se quedaron descansando luego del agotador viaje, pero si volvió Tsunade, con una sonrisa ladina y aparentemente de muy buen humor, para mi mala fortuna.
― Ya que aparentemente no respetas a tus superiores…
― ¿De dónde saco eso? ― pregunte.
― Mira Sakura, la que leyó la solicitud de empleo fui yo ― trague seco ante eso ― la señora Mikoto me conoce de hace mucho tiempo y tiene absoluta confianza en mí, asique me tome la molestia de pedir unas referencias a su escuela secundaria.
No quise saber que referencias le dieron respecto a mí…
― Me dijeron que Hinata Hyuuga era una jovencita perfecta, no indague demasiado en ella y puedo notar porque, sin embargo a la pobre le falta carácter ― me enoje levemente ante esto ― la rubia, Ino Yamanaka, demasiado pedante y bastante irresponsable, pero normal ― y ahora seguía yo, seguramente ― y tu… me dijeron que eres muy brillante y astuta, de hecho me fije en tu promedio y está por las nubes, pero también me comentaron que no sabes acatar órdenes y que no aceptas que te manden, además de que eres algo así como la líder de este grupito…
― Yo no…
― Déjame terminar ― me corto ― me gusta que las jóvenes tengan carácter, no lo niego, pero nadie lo tiene más que yo en este castillo― sonrió ― y por tanto, la que manda a las “nuevas” soy yo, asique espero que puedas mantener tu temperamento a raya, ¿de acuerdo?
―… ― no conteste, simplemente cruce los brazos sobre mi pecho, no lo negaba, estaba indignada.
― Bien ― sonrió ― tarde o temprano te darás cuenta que a veces es mejor agachar la cabeza…
― ¿Usted alguna vez lo hizo? ― cuestione
― Algunas veces ― le sentí melancólica por un segundo ― andando, a limpiar.
Me arrojo una escoba, una cubeta con agua con un preparado de desinfectante de olor a lavanda y un trapeador.
― Yo te diré cuando hayas terminado ― decreto
Tuve que utilizar todo mi autocontrol para no ponerle la cubeta de sombrero. Salí de la cocina directo al recibidor del castillo y allí comencé a limpiar…
-.-.-.-.-.-.-.-.-
Pasaba el trapeador con fuerza por uno de los pasillos luego de haber barrido, quería dejar todo perfecto ya que podía imaginar a Tsunade mirando con una lupa cada rincón en busca de la más mínima mugre, en realidad el lugar ya estaba bastante limpio, solo tenía una capa de tierra de al menos cuatro días, que no era mucha, ese pasillo solo constaba de cuatro puertas que se repartían a cada lado del pasillo y todas estaban cerradas, tampoco quería ponerme a husmear, no sería muy lindo que Tsunade me descubriera investigando el castillo.
Mire hacia atrás observando lo limpio que estaba dejando todo, eso me servía de aliento porque lo cierto es que estaba muy cansada, hacía tres horas que estaba limpiando y más el viaje estaba hecha polvo, pero no podía demostrarle eso a Tsunade, conociéndola (aunque no hace mucho) seguro estallaría en risas.
¿Y saben que es lo peor? Que no la odio del todo, con lo que me ha hecho tenia razones más que suficientes para hacerlo, quizás me gustaba el hecho de un reto, no era exagerado que no hacía caso a los mayores, nunca lo había hecho, y creo que ahora estaba pagando las consecuencias por ello, después de todo siempre se conoce a alguien que es peor que uno mismo…
Cuando me di la vuelta me quede observando intrigada una puerta ya que esta estaba ligeramente abierta, lo podía ver gracias a la luz de la luna que se filtraba por una ventana que estaba muy alta y no contaba con cortinas, pude haber prendido las luces pero el lugar estaba tan tranquilo que quise aprovechar al máximo la paz…
Estaba segura de que todas las puertas estaban cerradas, lo sé porque no soy despistada, observe todo el pasillo lo más que pude tratando de ver si había algo, pero el pasillo estaba en el mismo silencio sepulcral que cuando llegue, todo estaba igual, excepto claro por la puerta ligeramente abierta.
Me acerque a la puerta, quizás una ventana del interior de la habitación estaba abierta y había corrido una corriente de aire lo suficientemente fuerte como para abrirla, pero eso sacaba a relucir algunos retrucos inquietantes, esa noche no corría viento y si lo hubiera yo habría podido escuchar el chasquido de la puerta al abrirse; cuando toque el picaporte este estaba tremendamente frio, al tacto quemaba como si estuviera tocando un cubito de hielo, cuando me fije un poco en la habitación descubrí una cama con sábanas blancas, y no había ninguna ventana…
Mi teoría se fue por los caños después de eso, quizás las puertas estaban averiadas, después de todo, todo el castillo era antiguo y eso no exceptuaba a las puertas, no le hice mas caso al asunto asique la cerré y volví a mi tarea de limpiar, sin embargo ya no me sentía tan tranquila como antes asique me dirigí al interruptor para encender las luces, ya cuando estuvo todo iluminado me sentí un poco mejor.
Mientras trapeaba trataba de sacar a relucir la inteligencia de la que tantos se jactaban que tenía para hallar una respuesta racional y lógica a la “puerta misteriosa” como decidí nombrarla, para mi mala fortuna no encontré ninguna convincente.
Ya estoy haciendo el papel de estúpida y niñita que cree en fantasmas… esas cosas no existen.
¿Sabías que los humanos tienen una increíble capacidad para negarse a creer en lo que no ven, pero que sin embargo sienten?
¡Maldita sea la hora en que esa frase ocupo mi cabeza! Ahora no me dejaba tranquila, el cerebro es el órgano más traicionero del cuerpo, es el único que no podemos controlar del todo, como cuando una canción no te gusta y sin embargo tu cerebro la reproduce sin parar aunque intentes pensar en otra, o cuando has visto algo horrible que quieres olvidar al instante, tu cerebro te traiciona por completo, ¡encima te lo muestra todo con mayores detalles!
Estoy segura de que si no fuera un órgano indispensable para la vida muchos se lo querrían quitar… y respecto al conocimiento seguramente quedaría almacenado en otro lado, después de todo el humano tiene una excelente habilidad para adaptarse, no solo los animales pueden hacerlo, y si lo pensamos ¿no somos acaso nosotros animales?...
Ya apareció la Sakura filosófica, es una habilidad mía para entretenerme y no pensar en otras cosas, con tal de sortear el aburrimiento o no pensar en cosas negativas, en recuerdos desconsoladores, podía proponerme incluso pensar en el inicio del universo, para muchas personas será más que aburrido, pero yo no me rijo por lo convencional.
Impulsivamente levante la vista mirando de nuevo a “la puerta misteriosa”, y no voy a negar que me sorprendí y ofusque al darme cuenta que de nuevo estaba ligeramente abierta…
-.-.-.-.-.-.-.-
Mientras me estaba dirigiendo a otro pasillo para limpiar (porque secretamente ya no quería estar más en el anterior) me topé con Tsunade con rostro soñoliento, me miro frotándose los ojos y se le escapo un bostezo, pude oler una fragancia a alcohol, si estaba en lo correcto era sake.
― Me tome una pequeña siesta y me olvide que estabas limpiando.
Su confesión no hizo más que quisiera matarla con la escoba, daba igual que no fuera un arma de filo, yo me las arreglaría para que lo fuera.
― Ya puedes ir a dormir, procura no despertarte mas tarde de las seis de la mañana.
― No suelo dormir mucho.
― Mejor entonces…
― Por cierto Tsunade ― le dije antes de que se perdiera por uno de los muchos pasillos ― no sé dónde queda la habitación.
Ella me miro enfadada, pero estaba segura que más que nada fastidiada, no era culpa mía que la muy cretina se quedara dormida reteniéndome hasta las doce y media de la noche, creo que eso lo comprendió porque murmuro un “sígueme” y yo la seguí en silencio. Subimos las escalera del recibidor y giramos a la izquierda, tal como había pensado los pasillos del segundo piso eran muy espaciosos y habían hermoso jarrones y estatuas, ya llevábamos atravesando dos pasillos y a pesar de que tenía un sueño que lentamente me estaba ganando decidí hablar un poco con la rubia alcohólica, al menos ya había descubierto un defecto suyo que podría utilizar más adelante si lo necesitase.
― Deberían llamar a los de mantenimiento… ― dije de forma despreocupada.
― ¿Por qué lo dices? ― me miro por el rabillo del ojo ya que ella iba un poco más adelante.
― Las puerta se abren solas, o al menos una de ellas ― no sé porque razón añadí un poco de suspenso a mi aclaración, por un momento se me cruzo por la cabeza estar leyendo un libreto de una película de terror.
Tsunade se detuvo de repente mirándome con preocupación, no negare que me cayó como un baldazo de agua fría su acción, pero nuevamente tome mi papel innato de despreocupación.
― Este castillo ya es bastante antiguo, por más calidad que tengan las cosas no son eternas y tarde o temprano se van averiando. ― Para añadirle realismo me encogí de hombros, aunque lo cierto es que en realidad no me interesaba mucho el tema, pero me daba algo de curiosidad que respondería Tsunade.
― Ah, pensé que ibas a decir que había algún fantasma ― comento de manera burlona, ya aviamos retomado el camino a la habitación.
― Por favor, ni siquiera pensé en eso, créame.
― Mejor así…
― Pero espere un momento, ¿acaso me está sugiriendo que hay fantasmas aquí? ― casi me eche a reír por mi suposición.
― Esta es la habitación, le sugerí a tus amigas que cada una tuviera una propia pero decidieron dormir todas juntas, son un poco miedosas ¿no? ― alzo una ceja mirándome con una nota burlona.
― Sí, lo son un poco ― admití.
― Que bueno que tengan a alguien como tú, les servirá de consuelo, buenas noches Sakura.
― Buenas noches Tsunade…
La vi perderse por la puerta al final del pasillo, mi pregunta que quedó flotando y sin respuesta por parte de ella me dejó inquieta, pero lo ignore de inmediato, fantasmas… si, como no.
Cuando abrí la puerta me quede observando la habitación, era espaciosa y tenía tres camas de una sola persona, pero eran muy elegantes, así como las sabanas y cubrecamas, obviamente los cubrecamas no los utilizaría ya que hacía calor. Ino había escogido la cama que estaba más cerca del armario, Hinata la que se encontraba un poco cerca de la puerta del baño y a mí me quedaba la que estaba pegada a la ventana, que consideración la de mis amigas, sabían que adoraba dormir cerca de ventanas porque como me costaba mucho conciliar el sueño al menos me entretenía mirando a través de ellas hasta que Morfeo apareciera para raptarme.
Las dos ya se encontraban plácidamente durmiendo y descubrí que mis bolsos estaban desechos, cuando abrí una de las tres puertas del armario descubrí toda mi ropa muy bien acomodada, mire a Hinata y me recordé agradecerle mañana ya que estaba segura que Ino no lo había hecho porque era terriblemente desordenada, mi amiga de ojos perla me había salvado de ordenar mi ropa, aunque siendo sincera, con el cansancio que traía encima tampoco me habría puesto a acomódala ahora, el bolso habría sido relegado al olvido debajo de la cama, tome mi piyama, un sencillo camisón de algodón blanco a la mitad del muslo y mangas cortas, fui al baño que era increíblemente lujoso, pero no me sorprendí en absoluto ya que todo el castillo era así, de hecho sería un insulto que incluso las habitaciones de los empleados fueran sencillas.
Siempre tenía el mismo problema a la noche, no podía dormir por culpa de mi muy desarrollado sentido del oído, incluso si un gato en el techo empujaba una lata de metal yo tenía que escucharlo y por ende despertarme, por esa razón lo de tener cerca las ventanas, me entretenía mirando un buen rato, cuando salí del tocador me acerque a la ventana y corrí ligeramente las cortinas carmín, mis ojos se abrieron de par en par al ver que estábamos en el ala del castillo que estaba al lado del risco, el murallón de piedra tipo fuerte no impedía que viese el agua chocar con estruendoso sonido en la costa escarpada, sonreí al darme cuenta de que tendría mucho que ver en las noches de desvelo, y a diferencia de la ciudad, estos ruidos no podrían despertarme.
Sin embargo hoy no sería el día, o más bien la noche, para mirar por la ventana, mire el reloj que marcaba las cero horas y me di cuenta del terrible sueño que había aminorado un poco debido al hermoso espectáculo que se veía a través de mi ventana, corrí las sabanas un poco para acostarme y doble a los pies de la cama el cubrecama, casi se me escapa un suspiro de placer al sentir lo mullido que era el lecho, ¡además olía a lavanda!, no había nada mejor, definitivamente este era el lugar más bello en el que había dormido, quizá no el más hogareño porque este castillo no era mi casa, pero si el más bello.
No tarde mucho en caer en los brazos de Morfeo…
-.-.-.-.-.-.-.-
Desperté a las cinco y media, media hora más tarde de lo que usualmente despierto, no me gusta dormir mucho tiempo, Hinata e Ino estaban pedidas entre las sábanas blancas, asique con sumo silencio me dirigí al baño.
Luego de estar aseada y con el uniforme del trabajo decidí salir de la habitación, mis amigas necesitaban más tiempo para recuperarse que yo, asique decidí que por esta vez seria condescendiente y no despertaría a Ino a la fuerza, además solo eran las cinco y media, aún era temprano. Guiada por el sentido de mi orientación y recuerdos termine en la cocina, no estaba sola pues Tsunade ya estaba allí.
― ¿Desayunas conmigo? ― pregunto de manera amable, lo cual me extraño.
― Sí, no soy un robot, ¿hoy esta de muy buen humor o ayer no había sido un buen día? ― pregunte con cierta maldad mientras me savia café en la taza, sentir el calor, ver el humito y oler el delicioso olor a café recién preparado me hizo sentir muy bien.
Ella frunció el ceño con enojo contenido, tuve que reprimir una risa, puedo ser muy mala cuando me lo propongo, sin embargo se tomó mi pequeño reproche de buena manera ya que sonrió.
O eso creí…
― Cuando termines de tomar tu café… ¡te vas a limpiar cada rincón de este castillo chiquilla!
Me dejo bien a la vista todo lo necesario para limpiar, bebió su café de un sorbo y me dedico una sonrisa ladina con una chispa de humor antes de irse. Quizás por esas actitudes no podía odiarla, quizás porque hubiera querido tener una madre así, bien parecida a mí.
Alguien más entro en la cocina, por su melena azabache y su elegancia al instante descubrí quien era, Mikoto Uchiha.
Me levante de mi sitio y la saludé, ella me sonrió de una forma maternal adorable.
― Entre porque escuche a Tsunade gritar, ¿ocurrió algo? ― indago posando sus oscuros ojos en mí.
― No, nada, simplemente fue un pequeño altercado.
A juzgar por mi sonrisa Mikoto entendió que el asunto no era tan grave como Tsunade lo hizo parecer.
― ¿Quiere café? ― le pregunte con cortesía.
― En absoluto ― acompaño su negación con un gesto de manos ― ya he desayunado ― me sentó un poco raro que ya haya desayunado, ¿a qué hora lo hizo? ¿A las cuatro de la mañana? ― espero que estés a gusto, nos vemos luego pequeña.
Le sonreí en respuesta y ella se marchó, lo cierto es que ahora me sentía más a gusto en este castillo. Mi señora era una mujer adorable y mi “superior” era mi pesadilla rubia, que seguramente se las ingeniaría para darme el doble de trabajo por no respetarla, a final de cuentas Mikoto me caía muy bien y aunque Tsunade no era adorable ni por asomo a la señora Uchiha, la rubia tenía lo suyo.
Aunque claro, no todo era miel sobre hojuelas, aún no había olvidado el suceso de la puerta…
Espero les haya gustado, ¡comenten!
Con cariño, Paradox
Con cariño, Paradox
Paradox- SasuSaku FC
- Mensajes : 192
Fecha de inscripción : 07/01/2012
Edad : 27
Localización : Córdoba (Argentina)
Re: El secreto de sangre.
wow nee-chan te quedod increible quiero conti bueno chau
T.K.M.
ATT:
Nicole B.
T.K.M.
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Nicole B.
nikitapexoxa uchihaharuno- Gennin
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 05/01/2012
Re: El secreto de sangre.
O paradox-chan que bueno que narras , es un asco mi narracion a comparacion de la tuya
la verdad me encanto este capitulo y el sobrenombre "rosadita" de tsunade hacia sakura a mi tambien me llamaban asi pero es solo que hubo una epoca que vestia de todo tipos de rosa de la cabeza hasta los pies (patetico lo se je je )
Espero que traigas continuacion pronto ...
Me encanta lo tenebroso buajaajajajajaja (perdon me pase je je )
A y para mi la señora mikoto es un fantasma ....
Sin mas me despido ...
Sayonara ...
la verdad me encanto este capitulo y el sobrenombre "rosadita" de tsunade hacia sakura a mi tambien me llamaban asi pero es solo que hubo una epoca que vestia de todo tipos de rosa de la cabeza hasta los pies (patetico lo se je je )
Espero que traigas continuacion pronto ...
Me encanta lo tenebroso buajaajajajajaja (perdon me pase je je )
A y para mi la señora mikoto es un fantasma ....
Sin mas me despido ...
Sayonara ...
Sakurita 98- NaruSaku FC
- Mensajes : 148
Fecha de inscripción : 05/01/2012
Edad : 26
Localización : Argentina-San juan
Re: El secreto de sangre.
yeaaaaaaaaaaaaaaaaa conti super wow el capitulo al principio me confundi pero wow me gusto
ryoga- Gennin
- Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 28
Localización : debajo de la cama con puchi >.<
Re: El secreto de sangre.
Que Fic tan maravilloso, me super encanto
Amo ese suspenso que le pusiste, me encanta que los capítulos sean largos, tu Fic es tan misterioso y yo soy tan pero tan curiosa que no se si aguantare mucho, espero que coloques la conti muy pronto... estaré esperándola muy atenta, por cierto narras increíblemente bien n.n
Byee ~
Amo ese suspenso que le pusiste, me encanta que los capítulos sean largos, tu Fic es tan misterioso y yo soy tan pero tan curiosa que no se si aguantare mucho, espero que coloques la conti muy pronto... estaré esperándola muy atenta, por cierto narras increíblemente bien n.n
Byee ~
Gyochi- NaruHina FC
- Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 21/01/2012
Edad : 28
Localización : Debajo de tu cama, esperándote con mi cuchillo carnicero :3
Re: El secreto de sangre.
Holaa~
Paradox-san muy lindo tu fic. ^^
Lamento no haberme pasado antes, pero no habia tenido tiempo de comentar. Mi internet esta demaciado fallada x-x, pero bueno. Tu forma de narrar es muy buena.
¿Qué le esperará a Sakura? o-o
Estaré esperando la conti.
Matta nee~
Paradox-san muy lindo tu fic. ^^
Lamento no haberme pasado antes, pero no habia tenido tiempo de comentar. Mi internet esta demaciado fallada x-x, pero bueno. Tu forma de narrar es muy buena.
¿Qué le esperará a Sakura? o-o
Estaré esperando la conti.
Matta nee~
LonelinessBlack- Estudiante
- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 22/01/2012
Edad : 28
Localización : En un rincon leyendo. -3-
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